
JOSÉ JIMENEZ
El corazón de la obra de José Jiménez es el redescubrimiento del sentido más profundo y a la vez evidente de la cosmovisión de nuestro pueblo mexicano, imprevisto e imprevisible. Un pueblo lleno de historia, de contrastes, de simbolismos, de colores y de texturas. Éstos son los elementos que caracterizan la obra del joven artista oaxaqueño, representada con pequeños murales en lienzos que cuentan fragmentos de historia, recopiladas por el autor a través de símbolos y personajes propios de la cultura mexicana, ofreciendo así un conjunto orgánico y un recorrido unitario que abre al espectador al conocimiento de una cultura viva.
José Jiménez nació un 18 de febrero de 1997 en la Ciudad de Oaxaca. Desde temprana edad mostró talento e interés por la pintura en la cual destacaba una proporción lógica de elementos. A sus 8 años realizó la primera exposición en el colegio en el que estudiaba, evento que le dio un impulso y lo llevó -ese mismo año- a exponer en el recinto que hoy ocupa el Museo Infantil de Oaxaca. La cultura y el arte fueron parte de su vida y pilar de su formación, tanto en el ambiente escolar como familiar. Sus padres han sido una inspiración y motor de propulsión a lo largo de su carrera. Conscientes de la importancia de tener bases formativas, impulsaron a su hijo para realizar una residencia con el maestro Alfonso Cabrera pintor mexicano quien le enseñó las bases técnicas y teóricas de la pintura clásica. “…Empecé a pintar desnudos de hombres, de mujeres, tenía una fascinación por la anatomía. Dalí y Botticelli, fueron algunos de los artistas que marcaron mi estilo artístico en ese momento, caracterizado por el simbolismo y la abstracción…”
En 2017, el artista fue invitado a participar en un simposium internacional en Senegal y Ciudad de Oaxaca, evento que marcó una coyuntura en su estilo artístico, debido a que el pintor sintió el deseo de que- a través de su obra- las personas pudieran conocer la belleza del pueblo mexicano, pero con un lenguaje sencillo: no solo pintar para sí, sino crear un “encuentro” con los demás. En esta búsqueda, José Jiménez descubrió en el muralismo mexicano una forma sencilla y concreta de expresión. ¡Ya no sólo eran símbolos, era contar una historia a través ellos!
Así es como crea una obra de íconos mexicanos, deseando representar el estilo clásico, el simbolismo mexicano con un estilo pop, alineado a la época.
“…Los íconos mexicanos deben representar quiénes somos, un país de gente alegre, fiestera. Como mexicanos, los colores nos definen a nivel mundial y eso destaco en mi obra. El mexicano no teme a los colores: intensos, agresivos, contrastantes. Mi obra la definiría como algo vivo, algo que te comunica, que te transmite y te remite al corazón de esta hermosa tierra…”